martes, agosto 29

# 35

Suelo cantar –como indiferente- canciones de Pink Floyd para atraer mujeres.
Ellas mueren por tipos duros, con un dejo de ternura apenas visible, con un trasfondo de ingenuidad pugnando por salir a la luz.

Luego de captar su atención, en el momento menos esperado las sorprendo con estrofas de Sabina, o Sinatra, un lento -bien lento- de Phill Collins, para que confirmen lo que suponían, se conmuevan y bajen sus defensas.

Una vez logrado el objetivo – ese, obvio- al estar con ellas prefiero usar modos rudos y directos, con palabras bruscas -y hasta soeces- a discreción.
En el fragor de la batalla les encanta, luego les pesa admitirlo y a la hora de los reproches culpo, por supuesto, a la música poco sensible que atrofia mis sentidos.

Lo único que nunca permito es que elijan ellas las canciones pues no me gustan las melodías tristes y no veo por que decir tanto de mi.

Cuando llega la hora del compromiso, siempre encuentro una letra adecuada –y salvadora- sobre amores imposibles y atardeceres solitarios, sobre el lúgubre destino del hombre solo, triste.

Con este simple método he logrado a lo largo de los años no enamorarme, evitando sufrimientos innecesarios y terriblemente dolorosos.

Lo que no puedo entender, lo que estoy intentando descifrar es que falla con vos.

Se, estoy seguro de no equivocarme, que sigo todos y cada uno de los pasos.

No dejo que tu mirada hechice mi alma,
no permito que tu voz enturbie mis sentidos,
no siento tu piel quemando la mía.

Tus suspiros me son indiferentes.

Sin embargo y,
pese a los pronósticos estoy perdido sin vos.
pese a los augurios me encantás,
pese a las profecías -no escritas- me enloquecés,
a pesar de los presagios me estremecés.

Me enamorás.

Eclipsás mis poderes con alguna potente pócima que inunda mi esencia y derriba cada una de las murallas cuidadosa y solidamente construidas.

No tengo armadura.

Destruiste mi escudo, callaste mis excusas.
Adivinaste mi alma y fisuraste mi corazón.

Cavaste una trinchera para dos.

¿ Qué música escuchás ?

lunes, agosto 28

# 34

Second chance –Punto de inflexión-

Primero, agradecerles.
Siempre pensé que a los buenos escritores poco les importa la aceptación o popularidad de sus palabras. Lo sostengo.
Como no entro en esa categoría, me encanta saber que despierta en ustedes una historia de las mías.
Obvio, debe gustarme a mi, como lo escribo, como nace y crece, como lo leo. Pero el complemento que termina de “cerrar” un círculo perfecto es el eco en ustedes, desprevenidos lectores de esta cuevita infame.

Y, esta vez –Oh, milagro !- las sensaciones fueran todas excelentes.
Me sentí muy, pero muy bien al imaginar y escribir cada uno de los post, me permitió “viajar” por las emociones “tapadas” de Jaime, los “olvidos” de Carla y la nostalgia de una historia inconclusa que nunca debió ser tal.
Como en la mayoría de las espirales es fácil confundir el inicio con el final, pues en definitiva no están tan lejanos como creemos, una muy pequeña dosis de realidad fue lo que disparó la trama.
A raíz de un post de Bestiaria y los comentarios que suscitó comencé a evocar a mis compañeros de secundario, imaginé cuales sueños pudieron alcanzar y cuales no.
Luego pensé en Carla y sus pasiones que afortunadamente pudo mantener vivas, invitantes, muy personales, y con un estilo propio, directo. Desde su alma.

Por eso, vuelvo al inicio: Gracias, me encontré con mi pasado (perdón, el de Jaime), me encontré con mis ganas de escribir, y me senté a tomar un café con ellas, para ver como iban formando una historia que crece y se alimenta de sus propias palabras.
Disfrute escribiendo, leyendo una y otra vez lo mismo a través de los ojos de todos ustedes y disfruté mucho al ver como la historia buscó y halló su propio ritmo y rumbo.
Hasta aquí fue la etapa mas “personal” de “Second chance” que va a seguir con un giro dificil de anticipar y que …no quiero adelantarme.

Solo espero seguir divirtiendome con la historia, y que ustedes no se aburran demasiado.

# 33

Número bíblico por excelencia.

7 Siete

Se merecía un post.

jueves, agosto 24

# 32

Second chance –diecisiete-

“Yo no se todavía,
lo que me hiciste sentir,
Es como la fiebre cuando quema.”

Las Pelotas.




Se despierta despacio, en calma, en paz.
Vuelve a la vida con un tentador olorcito a café y el ruido de la ducha.
Se sienta en la cucheta y siente jirones de aire fresco –empapado de río- que entran por el tambucho de proa.
Carla sale del baño con una remera azul desteñida y unos bermudas destruidos, ropa vieja, deslucida, muy grande para Ella y sin embargo a Jaime le encanta. Se ve bien, cómoda, relajada, feliz.

Sus ojos vivaces lo buscan sin interrogarlo.

Mientras se baña piensa lo extraño que es pasar una noche entera, a solas, con una mina que lo vuelve loco, sin que pase nada de nada.
Se ducha con agua casi fría y en dos minutos, a ver si lograba despabilarse.
Una vez seco se pone un jean desflecado y una remera verde abandonada hace años.
Sonríe al escuchar como canta Ella una canción de Café Tacaba, que por razones desconocidas a el le parece extemporánea, igual le gusta.
Carla le da un tazón humeante y acaricia su mano, su brazo, su hombro, su cuello.
El aire parece transformarse y cargarse de una energía poderosa e ingobernable, presagiando tormentas de miedo.
Jaime deja a un lado la taza, pasa los brazos por debajo de la remera de Ella y le acaricia la espalda, suave pero algo tosco, torpe.

El siente el impacto impiadoso de la urgencia.
Carla lo mira con cara de vicio y, sin dejar de darle besos en el cuello le dice todo, casi sin hablar.
Se comen a besos, la ropa vuela y ellos se sienten, se viven, se embriagan.
Sonidos, olores, jadeos, gemidos, muchos besos, sonrisas, palabras complices y miles de miradas.

Lo nunca dicho.

Todo confluye allí, ahora. El mundo podría desaparecer sin que les importe.
Solo son ellos dos, vivos, juntos, cerca.
Dos cuerpos contándose lo que dos almas no saben como decir.

Y finalmente tiemblan.

martes, agosto 22

# 31

Lamentable.

Siempre odié la opción de “moderar comentarios”, y critiqué a quienes la utilizaban.
A partir de hoy seré uno de “esos”.
El blog existe para escribir, expresar algunas cosas.
Para escribir historias y cuentos. Ficción y boludeo.
Lo hago tan mal que no da para un libro. Imaginen una última página que dice “tirada de 12 ejemplares” .
Me gusta, me divierte mucho, y no jodo a nadie al hacerlo.
Pero es evidente que hay gente que está mucho mas al pedo que yo. (No es facil)
Y la verdad es que no tengo ni ganas ni tiempo para dedicarle.
Por eso ahora hay un tamiz en el que quedarán esos comentarios.
Solo para
M”.
Dedicado a ella/el. Como no tengo el placer de conocerla/o, si alguno de ustedes la/o ve por ahí, por favor manden mis mas cordiales saludos.

Aquí van algunos de sus datos y las IP con las que ingresó, puede que no sean reales, no lo se ni me interesa saberlo, pero siempre es bueno estar atento.

Las IP utilizadas son:
Speedy, XP, Explorer 6.0, resol 800 x 600:

201.xxx.xx.xx

201.xxx.xx

201.xxx.xx.xx .

Millicom, NT. Explorer 6.0 y 800 x 600:

200.xx.xxx.xx

200.xx.x.xxx

200.xx.xxx.xx

200.xx.xxx.xx .

Mañana seguiremos con lo de siempre.

Espero entiendan, abrazos a "casi" todos.

Actualización una menos cuarto.

"M" se dió a conocer, parece ser una combinación de algún grado de paranoia de mi parte junto a una no muy feliz manera de exigir respuesta de la suya.
Por eso saqué los nros. de IP y estoy viendo que hacer con los comentarios.
Al mejor estilo personal- cti- gasnatural- cementerioparqueelfiambre..."Usted es muy importante para nosotros, disculpe los incovenientes técnicos y le rogamos siga en línea"

viernes, agosto 18

# 30

Second chance –dieciseis-

“Será por ti
Será por mi
será por todo lo que fuimos
hasta el amanecer…”

Las Pelotas.



Increíble, como si no hubiesen pasado 20 años.
La botella de champagne (marca registrada) a un costado, las copas vacías.
Tienen que acercarse mucho para hablar por los sonidos de la sudesteda, la lluvia sobre el río, algunas drizas que golpean y las olas golpeando sobre el casco.
Hace mas de seis horas que charlan sin parar, solo callan al besarse.
Los celulares están apagados en algún rincón de la cubierta y ellos dos disfrutan como adolescentes su revancha, es su hora, mas allá del mundo, de las convenciones.
Jaime se tienta –otra vez- y le da un último beso antes que Carla se recueste con la cabeza en su falda.
Poco a poco se duerme.
Jaime piensa, pero después de unos minutos se relaja y disfruta.
El sol empieza a adivinarse sobre el manto de nubes negras y el mundo empieza a cobrar vida, renace de la oscuridad.
Las preocupaciones culpas y explicaciones es mejor dejarlas para mañana.
O pasado, o...

martes, agosto 15

# 29

Second chance –quince-

“Cuanto tiempo guardas un secreto?”
Las Pelotas.

¿ Una copa de champagne, señor ?

El mozo, mitad inocente mitad pelotudo, interrumpe y hace añicos el momento.
En ese instante una elegante señora le da un efusivo abrazo a Carla mientras no deja de parlotear sobre los cuadros, la muestra, la gente, la hijita de fulanita que…
Carla sonríe mientras no para de asentir y, pese a que la distancia aumenta, no deja de mirar a Jaime con un brillo muy especial en sus ojos.
Se suma una señora mas con un sombrero increíble y ya no la puede ver.
Guido se acerca y le dice a Jaime que a esa hora caen los famosos, los artistas y los empresarios. Esa es la hora.
Entre las caras nuevas se destaca Levy, poderoso empresario textil. El tipo es relativamente joven, muy rico, y es uno de los pocos hombres poderosos del país con fama de muy buen tipo, ropa informal y una sonrisa genuina y brillante como pocas.
Ahora Guido adopta una actitud de confidente y verdugo al mismo tiempo mientras lo mira directo a los ojos y le dice: El pater familiae.

Jaime no acusa el impacto. Hoy no le importa. ¿ Cómo detener una ola gigante ? Todo lo que se interponga será destruido por una fuerza arrolladora imposible de dimensionar.

Piensa.
La mira mientras saluda al padre de sus hijos, sin disimulo.
Sonríe.
Se nota que está ordenando sus pensamientos.
Llama a su mujer y le dice una mentira creíble, una preocupación menos.

Mira pausadamente a su alrededor mientras disfruta del bullicio bucólico y discreto típico de una galería de arte, mas ruido no sería adecuado ni digno.
Llama a un mozo –otro-, le da un billete de cien y cuchichean dos segundos, primero se niega y al recibir un segundo billete, se retira apurado.
Vuelve con una botella de champagne helada –sin abrir- y dos copas, Jaime agarra todo con la mano derecha y busca a Carla con la mirada.
Levy está hablando de negocios con el número dos de un importante medio, serios.
Carla está de nuevo con María, junto a la puerta escuchando sin chistar un sermón con cero convicción.
Jaime lo mira al mozo y le hace una seña.
Al segundo se corta la luz y en la oscuridad todo es confusión, las voces aumentan y se escucha la voz de Guido pidiendo silencio.
Al volver la luz todo se aquieta y vuelve a la normalidad.
Jaime no está.
Carla tampoco.
Guido sale a la puerta del museo pero con la lluvia y el viento no se puede ver nada. Hacia el oeste cree ver algo, pero con la borrasca no puede distinguir si es una persona o dos.

viernes, agosto 11

# 28

Second chance –catorce-

Jaime no recuerda que dijo, seguro alguna de esas estupideces que le salen sin pensar cuando no está controlando la situación.
Carla tampoco lo recuerda, ni su respuesta. Solo tiene grabada su mirada, tan triste, y ese puto gesto de resignación sellado por su sonrisa. Nada cambia.
Todo cambia.

Jaime suelta sus hombros y con la mano derecha tira del pañuelo de Carla hasta tenerla muy cerca, sin dejar de mirarla la besa, tranquilo, sintiéndola sin importarle tres carajos nada. No hay resto del mundo.
Después de la sorpresa inicial Ella se deja besar, con ganas.
Es un largo beso, cada vez mas suave.
Cuando al fin la suelta, sonríe y le dice al oído, tan despacito que solo Ella puede escucharlo.

- Lo prometido es deuda.

miércoles, agosto 9

# 27

Second chance –doce bis-

No está humor, aunque no se le nota. Su sonrisa parece genuina.
Solo quienes la conocen bien como Guido (pronúnciese Güido ) pueden darse cuenta de su pésimo humor.
A Ella no le gusta “venderse”, prefiere que sus obras hablen por si mismas. Tampoco soporta estar en pose, ni los comentarios estúpidos sobre tal o cual estilo o influencia en sus pinturas.
Carla pinta lo que siente, simple. No vale la pena complicarse con teorías rebuscadas.
Por eso está en un rincón, perdida en sus pensamientos, viajando por nubes de melancolía.
Ausente sin irse, durmiendo despierta.
Soñando, recordando, divagando. Jugando con un revoltijo de pasado, presente y futuro sin llegar a ningún lugar.

Y, debe admitirlo, con esa sombra que la sigue desde el comienzo del otoño.
La de ellos es una historia rara –como todas- y plagada de brisas esquivas, pero siempre presentes. Por la cobardía –timidez ?- de Jaime, por la reacción fría de Ella, por las burlas implícitas, pero fundamentalmente por todo lo que no se dijo, lo que no se animaron a hacer, lo que los dos sabían que flotaba en el aire, envuelto en una suspiro, que no llegó a ventisca.
Ella siempre buscó el torbellino, el vendaval capaz de levantarlos por el aire y llevarlos hasta las estrellas mas alejadas. Admite que lo hizo de un modo un tanto “singular” –como toda mujer- lo provocó de manera constante y fría mucho tiempo, buscando una explosión furiosa, una reacción casi violenta. Pero Jaime sonreía resignado, dándose por perdido, una y otra vez. Era exasperante, sin ningún sentido.
¿ Cómo pudieron ser tan idiotas ? Ella vendería su alma por poder volver atrás y dejar de lado su orgullo de niña-por-todos-buscada para solo seguir su instinto, su corazón.
María, una de sus amigas mas queridas interrumpe con un sonoro beso, y la baja de la estratosfera.
Presa de una incontinencia verbal poco común, María se dedica a exacerbar las actitudes y poses de cada uno de los presentes. Nadie se salva, ni siquiera Carla y mucho menos Guido.
Ahora hay risas en su rincón.
Le llama la atención el repentino silencio de María, que está mirando atentamente a un recién llegado, desde donde está Carla solo ve su espalda –sólida- y un aspecto ligeramente familiar, sin dudas es interesante pues María solo calla cuando ve un tipo atractivo y cuando llora.
Intrigada, Carla trata de verle la cara al fulano sin éxito, le sigue pareciendo conocido por algo, pero no sabe que es. Traje oscuro de buen corte, impermeable –sin duda inglés-, una pocas canas y buen porte es todo lo que logra pescar entre la gente.
María sigue con las macanas de siempre pero sin perderle pisada, Guido también lo nota y, con su mejor cara de boludo, se acerca.
Fulano se quedó muy quieto mirando el cuadro preferido de Carla, el del puma. Por un momento Carla se distrae pensando en la discusión esteril sobre la no-venta del cuadro, pero vuelve a hacer foco en Fulano, algo tiene que acelera su pulso.
Está tratando de descubrirlo pero sigue de espaldas a Ella, Guido comienza su ataque y Fulano se ríe con fuerza, es una risa conocida, cercana, disfrutada, tan extrañada que le duele.
Después de un segundo boquiabierta no puede –no quiere- controlar su alegría y –alborozada- se acerca a Jaime en segundos, de un modo adolescente le tapa los ojos y casi le susurra en el oído una inocente pregunta –risueña-.
Si bien disfruta esos segundos se muere por verlo, está al borde de un desmayo.
Jaime se da vuelta mientras ríe, la toma de los hombros y la mira directo a los ojos, llegando en un instante a “su” escondite mas profundo y recóndito.
¿ Puede alguien tener la misma mirada toda la vida ?
Sin hablar se dijeron todo, o casi.

lunes, agosto 7

# 26

No hay oasis sin fieras.

Es una regla inexorable del Desierto.

viernes, agosto 4

# 25

Second chance –doce-

Quiere romper el mecanismo del tiempo en este segundo.
Quedarse así, con los ojos cerrados sintiendo sus manos, su voz suave, su aliento en el cuello, su cuerpo sobre él.
Pero lo perfecto no es lo posible.
Ella no es quien era. El menos aún.

Y el encuentro entre pasado y presente, entre la idealización y la realidad puede ser una batalla sanguinaria, una charla amable y sin huellas internas o solo dos almas acariciando sus recuerdos mas sagrados.

Sabe que no hay plegarias ni conjuros que lo ayuden.
Su única esperanza es que tantos años de vida les den la valentía que en su momento los esquivó.
Sin decir ni mú, sin dejar de reír se da vuelta y la mira. Busca sus ojos para ver su alma.