viernes, julio 28

# 23

Second chance –diez-

A las 3 de la tarde está en un taxi rumbo al museo, afortunadamente las reuniones con clientes pueden ser tan repentinas. Al salir avisa que no vuelve.
Piensa, recuerda, mira sin ver las calles de Buenos Aires en ese día gris. El tachero –cuando no- habla sin parar del tiempo, el campeonato de futbol y mil cosas mas que jamás serán escuchadas. Jaime no está en el auto, esta viajando. Viajando por su adolescencia, viviendo y sintiendo de nuevo, otra vez mas, sintiendo todo. Pensando y repensando los motivos por los que se acobardó, analizando con su cabeza lo que late en su corazón, necio.
¡ Cuanta magia se había generado ! Y que poco preparados estaban, por lo menos él.
Cuantos suspiros, cuantos besos pensando en su boca, cuantas noches soñando su insomnio, cuantas miradas buscando sus ojos, cuantas horas de contemplar ocasos deseando desesperado su compañía.
La impiadosa voz del maldito taxista rompe con sus pensamientos, “despertate hermano son seis con cuarenta”, le da un billete sin mirarlo y se baja en silencio.
Los rasgos duros, la boca apretada y unas arrugas en la frente mientras mira la entrada abierta del museo que lo invita.
No sabe cuanto tiempo está ahí parado, se fuma un par de cigarrillos con aparente calma mientras su interior convulsiona. Ni siquiera se da cuenta que llueve.

Basta de perder tiempo, entra con pasos firmes, la mirada segura, la cara adusta y el alma inquieta.
No está seguro, pero cree que tiembla.