# 39
Second chance –Veinte-
“Después de ti no hay nada”
Alejandro Lerner.
“Después de ti no hay nada”
Alejandro Lerner.
No sabe de donde salieron las fuerzas para hacerlo, el único límite es no mirarlo a los ojos, pues la mentira sería evidente.
Mientras camina dejando atrás las marinas, el barco, y él, no puede contener los sollozos.
Se escuda detrás de unos anteojos oscuros e intenta mantener un paso firme, no errático.
Es lo correcto, piensa. Es lo prudente, reflexiona. Tenemos nuestras vidas, nuestras familias, nuestros afectos, no podemos tirar todo por la borda solo por los resabios de un amor adolescente sin cerrar, sería una boludez estridente.
Eso no explica que no deja de llorar, que su corazón late impersonal y sordo, que le duele la cabeza a punto de reventar.
Tiene que pensar en otra cosa, olvidarlo, sepultarlo y dejarlo a un lado de una buena vez, no puede ser tan drástico, si hace 20 años que no sabía nada de él hasta ayer.
Cuando suena el celular habla enseguida, ciega y confiada que era Jaime.
- Hola amor.
Mierda, es Gabriel, justo ahora. Trata de disimular su llanto y habla con él, que caído del catre –es un santo- solo le habla de sus pinturas y de una cena a solas esta noche, la quiere solo para él. –Mierda, mierda, mierda y mas mierda-
Cuando corta tiene una sensación absolutamente irracional de miedo – o era terror ?- y siente un escalofrío que le recorre centelleante la espalda.
Mas que nunca necesita el abrazo de Jaime mientras sola y abrumada sigue caminando lejos del puerto.
Parece triste.
Está triste.
Mientras camina dejando atrás las marinas, el barco, y él, no puede contener los sollozos.
Se escuda detrás de unos anteojos oscuros e intenta mantener un paso firme, no errático.
Es lo correcto, piensa. Es lo prudente, reflexiona. Tenemos nuestras vidas, nuestras familias, nuestros afectos, no podemos tirar todo por la borda solo por los resabios de un amor adolescente sin cerrar, sería una boludez estridente.
Eso no explica que no deja de llorar, que su corazón late impersonal y sordo, que le duele la cabeza a punto de reventar.
Tiene que pensar en otra cosa, olvidarlo, sepultarlo y dejarlo a un lado de una buena vez, no puede ser tan drástico, si hace 20 años que no sabía nada de él hasta ayer.
Cuando suena el celular habla enseguida, ciega y confiada que era Jaime.
- Hola amor.
Mierda, es Gabriel, justo ahora. Trata de disimular su llanto y habla con él, que caído del catre –es un santo- solo le habla de sus pinturas y de una cena a solas esta noche, la quiere solo para él. –Mierda, mierda, mierda y mas mierda-
Cuando corta tiene una sensación absolutamente irracional de miedo – o era terror ?- y siente un escalofrío que le recorre centelleante la espalda.
Mas que nunca necesita el abrazo de Jaime mientras sola y abrumada sigue caminando lejos del puerto.
Parece triste.
Está triste.
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