# 41
Second chance –Veintidós-
No es bueno nunca hacerse de enemigos
que no estén a la altura del conflicto
Fito Paez.
No es bueno nunca hacerse de enemigos
que no estén a la altura del conflicto
Fito Paez.
No sabe porque al escuchar la explosión a lo lejos y luego de un par de segundos inmóvil da la vuelta y empieza a correr hacia el puerto, se le caen los anteojos sin que se diera cuenta, Carla necesita vencer su miedo y su aprehensión. Para ella la explosión fue en el barco y no quiere pensar que le pasó algo a Jaime.
Llega al club y casi se muere, no hay barco, no hay Jaime, solo humo y un penetrante olor a muerte. ¿ Qué pasa ? Es raro todo.
Cuando lo ve corriendo cerca del club casi grita de alegría.
Entonces ve dos desconocidos que se acercan y empiezan a golpear a Jaime, de una manera bestial.
Cuando le ponen una pistola en la sien él deja de resistirse, le murmuran algo y salen caminando, como si nada. Jaime con una tremenda cara de culo y unos moretones que empiezan a hincharse.
Carla se agacha entre los chinchorros, deja la cartera y busca algo que sirva como arma, ubica un remo de aspecto contundente y lo empuña con ambas manos como preparando un golpe de béisbol.
Se concentra en los sonidos, tienen que pasar a su lado y debe atacar en el momento exacto, un error puede ser fatal.
Cuando siente que están a la par golpea con todas sus fuerzas.
En general podría decirse, por una simple cuestión física, que una mujer de cuarenta y cinco kilos no puede dañar a un mastodonte de cien, pero por suerte la furia no esta dentro de las ciencias exactas. El remo impacta de lleno en la cara del hombre, que ni siquiera puede gritar, cae sin gracia, como una bolsa informe de papas, sobre los adoquines, el crujido de la cabeza es terrible.
Jaime se recupera de la sorpresa un segundo antes que el otro tipo, le da un empellón y sin dejar que saque el arma lo trompea con odio, se le tira encima y le saca la pistola.
Al sentir el frío del metal sobre el cuello el tipo deja de moverse y se limita a mirarlos con ansias asesinas.
Jaime no deja de apuntarle mientras desarma al otro que está despatarrado en el piso.
Llega al club y casi se muere, no hay barco, no hay Jaime, solo humo y un penetrante olor a muerte. ¿ Qué pasa ? Es raro todo.
Cuando lo ve corriendo cerca del club casi grita de alegría.
Entonces ve dos desconocidos que se acercan y empiezan a golpear a Jaime, de una manera bestial.
Cuando le ponen una pistola en la sien él deja de resistirse, le murmuran algo y salen caminando, como si nada. Jaime con una tremenda cara de culo y unos moretones que empiezan a hincharse.
Carla se agacha entre los chinchorros, deja la cartera y busca algo que sirva como arma, ubica un remo de aspecto contundente y lo empuña con ambas manos como preparando un golpe de béisbol.
Se concentra en los sonidos, tienen que pasar a su lado y debe atacar en el momento exacto, un error puede ser fatal.
Cuando siente que están a la par golpea con todas sus fuerzas.
En general podría decirse, por una simple cuestión física, que una mujer de cuarenta y cinco kilos no puede dañar a un mastodonte de cien, pero por suerte la furia no esta dentro de las ciencias exactas. El remo impacta de lleno en la cara del hombre, que ni siquiera puede gritar, cae sin gracia, como una bolsa informe de papas, sobre los adoquines, el crujido de la cabeza es terrible.
Jaime se recupera de la sorpresa un segundo antes que el otro tipo, le da un empellón y sin dejar que saque el arma lo trompea con odio, se le tira encima y le saca la pistola.
Al sentir el frío del metal sobre el cuello el tipo deja de moverse y se limita a mirarlos con ansias asesinas.
Jaime no deja de apuntarle mientras desarma al otro que está despatarrado en el piso.
- Vení. Muy lentamente atá a tu socio con este cabo, por favor que sea con suavidad así no tengo que agujerear tu traje.
- No te compliques mas, flaquito, ni sabés con quien te estás metiendo.
- Si, está bien. Ya me contarás. Ahora atalo a tu socio o te liquido.
- Vos estás bien ?
- Si, pero no se que pasa, ¿ Qué es todo esto ?
- Me parece que tendrías que preguntarle a Levy.
- ¿ Queeeeeeeé ? Estás loco !
- En un ratito te explico, no podemos distraernos.
- Terminaste ?
- Si, te vas a arrepentir.
- Shhhhh, date vuelta y poné las manos atrás, juntas.
En silencio Jaime con la destreza que dan años de nauta, ata al tipo dejando sus manos inmovilizadas, le saca la billetera, un móvil, las llaves del auto y una navaja de miedo. Le apoya el arma en la sien mientras pregunta cual es el auto, un Toyota que está ahí nomás, con los vidrios polarizados. Suben a los dos tipos atrás y se van a los piques, antes que lleguen los bomberos, prefectura y la prensa.
Carla empieza a discutir sobre Levy, pero Jaime le pide que espere un poco mas.
Un par de cuadras antes de terminar la costanera sur estaciona amordaza a sus rehenes y revisa sus billeteras.
Jaime se queda helado, hay credenciales de la SIDE. En otro contexto se reiría, tener un carnet de espía le recuerda al Super Agente 86.
Va a tener que hacer un par de llamados, pero primero tiene que hablar con Levy.
Le pide el número a Carla y le pide que escuche en silencio.
Pone el speaker y lo llama.
- Hola.
- Sorpresa, señor…
- ¿Hola ?
- Levy, estás en problemas. No estoy muerto, y vos tenés dos hombres menos.
- Imposible !!!
- No me escuchás ?
- Es pura suerte, no te vas a escapar, lo juro.
- No jures al pedo, vamos a hacer una cosa. Te voy a proponer algo razonable. Vos dejás en paz a Carla, obvio ni te acercas a mi mujer y a mis hijos, nos vemos en donde quieras, solo vos y yo, cara a cara y resolvemos esto.
- Jajajajaja, jajajajajaja !!!!! No estás en posición de imponer nada, tarde o temprano te encontraré y se acabarán mis problemas.
- Estás equivocado, la otra alternativa es que, por las malas, te vaya a buscar, y ahí vas a saber lo que es el miedo. Sos el típico cagón, sin un par de monos cerca no te animarías ni a levantarme la voz. Sin ellos no te animás, ¿ No ?
Sin contestar Levy corta la comunicación, Carla está muda, congelada entre la sorpresa y el terror.
El único que parece tranquilo es Jaime.
Él sabe que Levy tiembla.
- No te compliques mas, flaquito, ni sabés con quien te estás metiendo.
- Si, está bien. Ya me contarás. Ahora atalo a tu socio o te liquido.
- Vos estás bien ?
- Si, pero no se que pasa, ¿ Qué es todo esto ?
- Me parece que tendrías que preguntarle a Levy.
- ¿ Queeeeeeeé ? Estás loco !
- En un ratito te explico, no podemos distraernos.
- Terminaste ?
- Si, te vas a arrepentir.
- Shhhhh, date vuelta y poné las manos atrás, juntas.
En silencio Jaime con la destreza que dan años de nauta, ata al tipo dejando sus manos inmovilizadas, le saca la billetera, un móvil, las llaves del auto y una navaja de miedo. Le apoya el arma en la sien mientras pregunta cual es el auto, un Toyota que está ahí nomás, con los vidrios polarizados. Suben a los dos tipos atrás y se van a los piques, antes que lleguen los bomberos, prefectura y la prensa.
Carla empieza a discutir sobre Levy, pero Jaime le pide que espere un poco mas.
Un par de cuadras antes de terminar la costanera sur estaciona amordaza a sus rehenes y revisa sus billeteras.
Jaime se queda helado, hay credenciales de la SIDE. En otro contexto se reiría, tener un carnet de espía le recuerda al Super Agente 86.
Va a tener que hacer un par de llamados, pero primero tiene que hablar con Levy.
Le pide el número a Carla y le pide que escuche en silencio.
Pone el speaker y lo llama.
- Hola.
- Sorpresa, señor…
- ¿Hola ?
- Levy, estás en problemas. No estoy muerto, y vos tenés dos hombres menos.
- Imposible !!!
- No me escuchás ?
- Es pura suerte, no te vas a escapar, lo juro.
- No jures al pedo, vamos a hacer una cosa. Te voy a proponer algo razonable. Vos dejás en paz a Carla, obvio ni te acercas a mi mujer y a mis hijos, nos vemos en donde quieras, solo vos y yo, cara a cara y resolvemos esto.
- Jajajajaja, jajajajajaja !!!!! No estás en posición de imponer nada, tarde o temprano te encontraré y se acabarán mis problemas.
- Estás equivocado, la otra alternativa es que, por las malas, te vaya a buscar, y ahí vas a saber lo que es el miedo. Sos el típico cagón, sin un par de monos cerca no te animarías ni a levantarme la voz. Sin ellos no te animás, ¿ No ?
Sin contestar Levy corta la comunicación, Carla está muda, congelada entre la sorpresa y el terror.
El único que parece tranquilo es Jaime.
Él sabe que Levy tiembla.
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